jueves, 10 de abril de 2008

Todos tenemos heridas abiertas, heridas que escuecen y duelen, y algunos nos dedicamos a ahondar en ellas, ¿masocas?
No lo creo.

Para saber porque escuece o duele hay que adentrarse en ella.


Mi nueva herida es relativamente reciente, tiene como una semana, podríamos decir que es joven, comparada con otras que aún están aquí.
Al enterarme no me importó, no creí que fuera real, así que tan solo fue un rasguño. Luego me he paseado por todos los recuerdos de este fin de semana y cada vez creo más en lo que se comentó en aquella conversación de madrugada. El rasguño ahondó en mi piel.
Realmente no entiendo el porqué de estos medio celos…

Sé que ya no tengo ningún derecho a decirte nada, pero espero que encuentres lo que yo no he podido o no he sabido darte.


(Mención especial a mi queridísima herma, que, sin saberlo me ha dado la idea.
Besitos!!)

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